viernes, 1 de junio de 2007

SEÑORA, ¿ESTUDIA O TRABAJA?

En un centro de la Tercera Edad recién abierto por el Ayuntamiento de Madrid: una vecina quiere hacerse socia, le dan un cuestionario en el que figuran los apartados "Estudios" (la señora se pregunta para qué quieren esa información, si estudió hace sesenta años), y "Trabajo" (vuelve a preguntarse las razones, si, obviamente, quien se apunta a un centro de estas características es porque ya no trabaja). Deja en blanco ambas casillas (no serán tan importantes para inscribirme, piensa) y, algo temerosa, se acerca al mostrador de información, donde la señorita de turno le insiste: "tiene que rellenar todos los campos. A ver, señora, ¿en qué trabaja?". "Mire, no, es que no trabajo", contesta la aspirante. "Bueno, ¿en qué trabajó?". La señora, algo nerviosa, dice lo primero que se le ocurre: "Comercio", contesta (no miente, trabajó en una tienda cuando tenía dieciocho años, antes de casarse, tener hijos y dedicarse al hogar). "Comercio, muy bien", contesta la funcionaria; "¿y estudios?". La insistencia comienza a irritar a la señora, que por tener la fiesta en paz y conseguir el carné, responde, de nuevo, lo primero que se le ocurre: "medios-altos" (realmente estudió lo justo, primarios se decía en su época, en la posguerra, pero claro, quién se lo hace entender a la señorita del mostrador. "Muy bien, medios-altos", responde, y apunta el dato en la instancia. La señora se va a casa con su carné, pero sigue sin entender por qué a una señora con una pensión de viudedad se le pregunta si estudia o si trabaja.

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