sábado, 5 de abril de 2008

ARGENTINA: UNA SENTENCIA QUE CREA JURISPRUDENCIA SOBRE LOS EPISODIOS DE NIÑOS ROBADOS POR LA DICTADURA

Es uno de los episodios que más me ha sobrecogido siempre: el de los "niños robados" durante la dictadura argentina. Ahora, una de esas hijas de desaparecidos ha logrado no sólo llevar a juicio a quienes la separaron de su madre cuando era bebé, sino también que condenen a sus "padres adoptivos" por aquel execrable acto. Es algo insólito, porque nunca antes un hijo de desaparecidos que recuperó su identidad había llegado tan lejos. Lo cuenta Juan Ignacio Irigaray en EL MUNDO:

El tribunal oral de lo criminal federal número cinco impuso 10 años de cárcel para el capitán de Ejército Enrique Berthier, por haber sustraído en 1978 a María Eugenia Sampallo Barragán del hospital militar donde nació. Y condenó a 8 y 7 años de prisión, respectivamente, a Osvaldo Ribas y María Cristina Gómez Pinto, que la criaron con otra identidad y bajo la mentira de que era adoptada. La fiscalía y la querellada habían pedido 25 años de prisión para cada uno de ellos.


La historia es terrible. Tan terrible que, aunque nos suena, no puede pasar inadvertida a nuestros ojos, a nuestra conciencia. María Eugenia sabe con certeza desde hace unos años que es hija de Mirta Mabel Barragán, delegada sindical en una fábrica y militante del Partido Comunista Marxista Leninista. Su padre, Leonardo Sampallo, trabajaba en un astillero y también militaba en aquella formación. La dictadura los secuestró en febrero de 1978 cuando Mirta estaba embarazada de seis meses. Fueron a parar al campo de exterminio 'El Atlético' y luego a 'El Banco'. Dio a luz en el hospital de la base militar Campo de Mayo, y después nunca más se supo de la pareja. Tres meses después, la pequeña estaba en la casa del matrimonio Ribas-Gómez Pinto. Cuando era pequeña, María Eugenia recuerda que, cuando discutía, Gómez Pinto le llamaba "desagradecida".

De pequeña la engañaban contándole tres versiones distintas sobre lo que había ocurrido con sus padres: que habían muerto en un accidente; que su madre era una mujer que se dedicaba a limpiar casas y la regaló; o que era una azafata residente en Europa y que quedó embarazada en Argentina fruto de una relación adúltera. María Eugeniva vivió una vida repleta de confusión y mentiras. Una tortura vital que comienza a llegar a su fin cuando, a los veintidós años, se presenta en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad para resolver las dudas sobre su origen. Los estudios de ADN dieron resultado positivo.

Ahora sólo quiere que el juicio y la sentencia sirvan a otros chicos secuestrados por los militares de la dictadura. Según Abuelas de Plaza de Mayo, 88 chicos "robados" han sido recuperados y devueltos a sus verdaderas familias, pero aún quedan unos 400 jóvenes, nacidos entre 1976 y 1980, que fueron apropiados por familiares de militares y aún no conocen su verdadera identidad.

1 comentario:

Alfonso Saborido dijo...

A mi también me ha pasado igual. Argentina es un país que siempre me ha atraído, por su geografía, su cultura... y sus cosas como ésta: los desaparecidos o la maldita guerra de las Malvinas.