Fernando Echávarri y Antón Paz han logrado el oro en vela, clase Tornado. Debemos celebrar este triunfo como los anteriores (Samuel Sánchez, Joan Llaneras, Rafael Nadal), como cualquiera de las demás medallas (pocas, la verdad) que hemos logrado en estos Juegos.
Lo que pasa es que, por un lado, la euforia inicial se ha ido desinflando, y además, el accidente aéreo de Barajas oscurece nuestro ánimo.
Pero son cosas distintas. Imagino que los regatistas salieron muy concentrados en su prueba y no pensaron en las víctimas de la tragedia de Madrid. Y si pensaron, doble razón para imaginar que su oro es un homenaje a los que ya no están.
Cuestión de símbolos, cuestión de metáforas.
Las autoridades olímpicas prohiben que la bandera española ondee a media asta en la Villa. Pues muy bien. Se retratan. Así son, insensibles a un país que está de luto.
En los foros de Internet mucha gente defiende que la delegación española debe retirarse de los Juegos como señal de protesta. ¿Se atreverá Alejandro Blanco?
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